Nota en ViveLatino.com.mx

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Una nota más en esta ocasión en la página del Vive Latino de la autoría de "El Chico (y no les doy nada) Migraña" al que igualmente citaré en este espacio agradeciendo su apoyo a la banda.

Probablemente el estigma nunca terminará. Parece ser que en este país es delito ser rockero. El jueves pasado íbamos el Arthur Alan Gore y el Migraña caminando hacia el Palacio de Hierro. Y no es que seamos Totalmente Palacio, más bien somos totalmente comodinos y necesitábamos orinar. Las opciones eran la llanta de algún modelo de los 80 (lanchón para que se entienda bien) estacionado por ahí o entrar a la tienda en cuestión. Nos habíamos encontrado para llevar a la cabina de Sangre de Metal (Interferencia 710, todos los jueves de 20:00 a 22:00 horas) a las Mystica Girls, pero llegamos temprano y estirar las piernas no parecía mala idea. 

En el camino hablamos de lo típico entre dos amigos sin chelas de por medio: mujeres y trabajo (con unas Vicky’s de por medio es lo mismo, pero más divertido). Llegamos a la tienda departamental con un solo pensamiento en mente: encontrar los baños. Tal vez nuestras miradas eran equiparables a las de los terroristas que nos gobiernan o las de aquellos que vuelan casas en todo el mundo, porque el tipo de seguridad nos siguió hasta el baño. Su actitud y formas eran iguales a la de otros de su especie: trajecito más bien corrientón, radio comunicación con chícharo al oído y mini micrófono colgando de un cable “camuflado” que le otorga la momentánea sensación de poder. Como nosotros íbamos en lo nuestro la neta no le prestamos tanta atención, aunque el diálogo con sus altos jerarcas deberá haber sido algo como “tengo un par de treinta y cuatros con actitud sospechosa por zona 22. Giraron hacia 28 y van rumbo a 41. Oh, se detuvieron en el baño, hasta ahí el informe, Halcón”.

Patético. Lo bueno es que después de eso volvimos a la tranquilidad que otorgan el micrófono, el aliento subversivo de los glóbulos radioescuchas y la hermosa presencia de dos Mystica Girls. La entrevista transcurrió bien, con música original compuesta en su totalidad por este cuarteto que le pega al metal con sabrosura y buenas formas. Platicaron cómo se hace para sobrevivir como músico en este país. Tocan normalmente de jueves a domingo en algunos bares. Normalmente hacen covers y los intercalan con algunas rolas propias. Ese día estarían en el Yuppie’s de la Zona Rosa. Como los “juebebes” la mente ya está sincronizada con el fin de semana, la idea era caerles terminando el programa. 

Salí del IMER y me fui hacia la sonaja. Llegué cuando ellas apenas comenzaban, ahí estaba Arthur. Hace mucho que no cheleábamos juntos, y eso era realmente una pena. Empezaron a tocar y la sorpresa fue muy agradable. Encima de que las tres son muy atractivas, nada más sexy que mujeres con guitarras haciendo metal. Sabía que tienen cantante nueva (Sofía, que además toca el violín), nomás que no la conocía. Una vez ahí quedó claro que sabe su cuento. Vestida como una versión nada cursi de vampirita rockera, con una prótesis de colmillos, corpiño de encaje rojo y negro y falda, su carisma es absolutamente arrollador. Por desgracia, Alis la baterista no estaba, así que la noche sería solamente de covers.

Obviamente no recuerdo el orden de las rolas ni la totalidad de lo que tocaron, pero sí buena parte del set. Por ejemplo: hacen The Trooper y ese es un momento perfecto para apreciar en su total presencia a la hermosa Jane. Las partes de bajo de Steve Harris no son cualquier cosa, aunque tocadas por ella parecen meros ejercicios de calistenia de los dedos. Además hicieron Fear of The Dark, misma que siempre invita al coro sobre el riff, y aunque Gore y yo no éramos los únicos en el bar, así nos sentíamos. Mientras la Dos Equis se resbalaba por nuestras gargantas resultaba inevitable volver a vivir los años que se nos fueron y que recorrimos de la mano de rolas como “Cowboys from Hell” de Pantera, “For Whom the Bell Tolls” y “Enter Sandman” de Metallica, “Breaking the Law” de Priest, “Rock and Roll” de Led Zeppelín y muchas más. 

La actitud de las Mystica es otro punto a destacar. Saben que el camino a recorrer no es fácil, pero lo disfrutan. Todo aquel que nació para abrir los sentidos en la noche sabe que nada hay mejor que revolcarse en el manto de la oscuridad y vivir y gozar mientras la ciudad duerme. Cuando tocaron “Toxicity”, Cynthia Black Cat mostró el tamaño de su talento. Bien dicen que la capacidad de una persona se mide de la cabezal al cielo, porque en su menudito cuerpo y breves manos hay un torrente metalero que contrasta con su apariencia más bien gótica.

Si bien el episodio de los Totalmente Patéticos fue molesto, lo sucedido en el bar fue como una vuelta de tuerca que parecía reafirmar aquella frase de Paul Stanley (Kiss) en “Creatures of the Night”: “Recuerda que cuando el reloj marca las doce, los llamados perdedores siempre ganan”. Celebramos y bebimos a la salud de nuestra victoria porque hubo un par de episodios que nos mostraron que el dios del rock siempre está con nosotros. 

De la nada y sin aviso llegó un momento en el cual entraron tres trajeados, borrachos como cubas, que simulaban mover mata. Las chicas le daban duro al clásico de Rata Blanca “Mujer Amante” y los trajeados la cantaban como si en ello dejaran fe de que a pesar de vivir en el mundo corporativo, alguna vez fueron rockers. Lo que lograron fue hacer el ridículo porque uno de ellos se montó en su macho de llevarse un vaso y un abrigo, nomás que ni uno ni otro le pertenecían. Ni hablar, fue como una versión metalera de las vivencias del “Piano Man” de Billy Joel. Además, el trío que sí parecía 

Totalmente Polanco no quería consumir. Minutos más tarde vi que en la ventana estaba un tipo enorme, pelón y con músculos como los de Leon-O cuando esgrime su espada del augurio. Entró al bar con cara de asombro, escuchó dos rolas, se paró, le dio un billete de 500 pesos a Sofía y se fue. Al poco rato regresó con otros tres tipos que parecían los amigos de Leon-O. Se puso a platicar con Cynthia en un break y alcancé a escuchar que era bombero, si no me equivoco, de Carolina del Norte, Estados Unidos.

Salimos de ahí cerca de las 2 de la mañana, satisfechos de atestiguar a una banda de mujeres con talento suficiente para llevar con orgullo la etiqueta aquella de México Exporta, porque a pesar de su corta vida musical han estado ya en España e Italia. Y eso fue apenas la punta del iceberg, porque no sólo de covers vive el músico. La mejor manera de saber bien a qué suenan las Mystica es escuchar su EP debut Diluvio. La muestra sonora se encuentra en www.myspace.com/mysticagirls, aunque es bueno saber que todo el contenido de dicho material está en proceso de ser re grabado con la voz de Sofía, quien se integró al cuarteto hace poco tiempo. Como sea, ahí se les puede contactar. Para verlas en vivo y escuchar en directo se puede visitar el Yuppie’s Sport Café de Zona Rosa los jueves (21:00 a 00:00 horas), viernes y sábado (20:00 a 22:00 horas) o en el Bar Xalapa de Cuajimalpa los sábados de 23:00 a 02:00 horas. Vayan y gocen que no todos los días cuatro hermosas mujeres se ponen rudas y tocan metal de calidad.

Por lo demás, Arthur y yo íbamos por la calle e inevitablemente nos vino a la mente aquél clásico de Barón Rojo llamado “Los rockeros van al infierno” y que esa noche nos describió a la perfección, sobre todo en el párrafo que dice “Si has de vivir en el valle del rock, te alcanzará la maldición: nunca tendrás reputación. ¿Qué mas da? mi rollo es el Rock”.

Chico Migraña en Mystical Mode


Puedes ver la nota original aqui

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